lunes, 13 de febrero de 2012

El legado olvidado

¿Qué tan radicales debemos ser al servir a Jesús? A lo largo de la historia han existido personas que han estado dispuestas a pagar el precio. A algunos, el Señor les ha pedido lo máximo. Su vida. Hablo de morir por Él, y gustosos han dado ese paso glorioso para ganar la carrera. A otros, el señor les pide diferentes aspectos en su cotidianidad y también han sido dignos. Vaya, el punto central es que Dios quiere que estemos dispuestos a llevar una vida que gire alrrededor de Él.

Un ejemplo importante que me gustaría mencionar es el de los Puritanos del siglo XVI. Estas personas eran, definitivamente, hombres y mujeres de Dios. El valor de su ejemplo moral y espiritual ha rebasado las fronteras del tiempo y ha dejado huella en los que quieren un ejemplo de vivir para Cristo.

En un mundo tan inflamadamente inmoral y relajado como el de hoy (y siempre), el eco de los puritanos ha sido sofocado por calumnias y trasgiversaciones de distintas índoles. Fanatismo, hipocrecia, ignorancia, estrechez de mente e intolerancia fundamentalista, han sido algunos de los adjetivos con los que han apagado su valor histórico. En pocas palabras, hoy, el que quiere defender la veracidad de las escrituras, una vida apartada de las pasiones de la carne y pugna por una total y radical entrega a Cristo, encuentra lugar entre estos adjetivos.

El caminar de extrema nobleza ante el entorno de la escritura, por parte de estos siervos, es sorprendente. El mismo Spurgeon era un ávido lector de los escritos puritanos allá en el siglo XIX. Eran algunos de sus autores favoritos. Dichos textos, incomparables por su sana doctrina, fortalecimiento de la fe, escrutinio del corazón, amor para consolar y puro reconocimiento de Cristo como digno cordero de Dios, enciende el fuego para brillar en la vida diaria de cualquier nacido de nuevo.

Si tiene interés en leer algo del legado puritano, busque el libro de Arthur Bennet "The Valley of Vision", una colección de oraciones y devocionales puritanos.

Dejo a ustedes una oración hermosa e inspiradora tomada de este libro. 

Señor, alto y santo, manso y humilde, hazme aprender por la paradoja de que el camino hacia abajo es el camino hacia arriba, que ser humilde es ser elevado, que el corazón quebrantado es el corazón sanado, que el espíritu contrito es el espíritu que se regocija, que el alma arrepentida es el alma victoriosa, que no tener nada es poseerlo todo, que llevar la cruz es tener la corona, que dar es recibir.
Hazme hallar tu luz en las tinieblas, tu gozo en mi tristeza, tu gracia en mi pecado, tus riquezas en mi pobreza, tu gloria en mi valle, tu vida en mi muerte.

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