miércoles, 6 de julio de 2011

Ecce Homo

Estas fueron las palabras con las que Poncio Pilatos presento a Nuestro Señor Jesucristo ante la multitud. La idea en general era que la gente escogiera a Jesús por encima de Barrabás... ¿que creen que pasó? Pues la historia es conocida.

Quiero imaginar la escena. Pensemos en Cristo devastado por la tortura, deforme por los estragos del látigo romano y con un aspecto terrorífico debido a la cantidad de coagulos que cubrían su cuerpo. Del otro lado, un sujeto maltrecho, con un gesto suplicante por la última oportunidad de escapar con vida de la Fortaleza Antonia. Sin embargo, su aspecto era el de una persona común y corriente que, "probablemente" (claro que no), también era una víctima de los romanos.

Si fuéramos parte de la multitud, ¿a quién elegiríamos? ¿al feo y maltrecho torturado o al suplicante sedicioso? Claro esta que todos en Jerusalén sabían de la reputación de Jesús y de la reputación de Barrabás. El punto es que, en el momento crítico, a la hora de tomar la decisión, el corazón de cada persona presente en aquel juicio crucial, determinó la sentencia: ¡A Barrabás!, ¡Libera a Barrabás!

De la misma manera, la vida cristiana nos lleva a enfrentarnos a varios "Ecce Homo" durante el camino. Y una y otra vez es nuestro corazón el que toma la decisión.

Por un lado Cristo se nos presenta justo como no nos gusta ver las cosas. El evangelio "per se" que nos confronta con nuestro pecado y nos hace recapacitar sobre que es lo que estamos haciendo con nuestra vida. Es muy difícil decidirse por este camino, aunque sabemos de antemano que este es el sendero correcto, nos cuesta trabajo escojerle porque a lo lejos y muy de cerca se ve aterrador. Significa dejar todo lo que ama nuestra carne y lo profundo de nuestro corazón.

Mientras tanto, la contra parte es, en apariencia, es mejor... al menos no se ve tan terrible. Por lo menos le otorgamos el beneficio de la duda, aunque sabemos que no es lo que Dios quiere para nuestra vida, pero es más cómoda, no nos confronta ni nos llama a arrepentirnos, en pocas palabras: nos deja hacer lo que queramos. Nos llama a rebelarnos y seguir nuestro pensamiento. Curioso es el delito por el que fue juzgado Don Barrabás, la sedición es un término para referirse a conductas que puedan ser estimadas por la autoridad como motivo de insurrección en contra del orden establecido. Esto nos demuestra que el plan de Dios es magnífico y dejo enseñanzas para nosotros en cada momento del ministerio de su hijo amado.

En conclusión, pensemos en nuestra decisión: Cristo y su evangelio duro de arrepentimiento expreso o Barrabas y su rebelión consiente.

Me quedo con esto... Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mi. Salmo 51:10

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